La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. La resurrección del Señor nos abre las puertas a la vida eterna, su triunfo sobre la muerte es la victoria definitiva sobre el pecado. Este hecho hace del Domingo de Resurrección la celebración más importante de todo el año litúrgico. Para nosotros no existen cosas extraordinarias, disgustos, problemas familiares, dificultades económicas y todos los contratiempos que se nos presenten servirán para identificarnos con el sufrimiento del Señor en la Pasión, sin olvidar el perdón, la paciencia, la comprensión y la generosidad para con nuestros semejantes. La muerte de Cristo nos invita a morir también, no físicamente, sino a luchar por alejar de nuestra alma el egoísmo, la soberbia, la avaricia…la muerte del pecado para estar debidamente dispuestos a la vida de la gracia.
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